martes, 20 de marzo de 2012

HUELVA SE QUIERE DESCUBRIR

El sur de España tiene la tibieza de las aguas del Mediterráneo y los dulces perfumes de los olivos, los almendros y las encinas verdes. Andalucía es, como dice un poema, la salada claridad de Cádiz, la Granada que llora, la romana, mora y callada Córdoba, la Málaga cantaora, la dorada Almería o la Jaen de plata.  
Es, además, Sevilla, la tarjeta postal flamenca de tablados, guitarras y baile de tacones altos y volantes en faldas rojas de pepas blancas. En esa rica Andalucía también brilla, en la punta más occidental de su mapa, Huelva, la provincia, la ciudad capital, la tierra que marcó el destino del mundo, pues allí se sembró un hecho histórico: el Descubrimiento de América. 



La cuna de las 


carabelas
En Huelva se pueden ver réplicas de las tres naves de Cristóbal Colón. La región ofrece caminatas. A menos de 30 minutos de la ciudad de Huelva está La Rábida, el monasterio franciscano al que Cristóbal Colón, en compañía de su hijo Diego, llegó en busca de apoyo para su expedición a las Indias. 

Hoy convertido en museo, los frescos de sus paredes, documentos históricos, objetos, cartas de navegación y mapas cuentan cómo Colón logró que los frailes Juan Pérez y Antonio de Marchena expusieran su proyecto a la reina Isabel la Católica, y así consiguió dinero para su viaje. 
A un suspiro de embrague y acelerador, en Palos de la Frontera, espera el Muelle de las Carabelas con las réplicas casi exactas (de cuidadoso rigor histórico) de La Pinta, La Niña y La Santa María, las naves que permitieron ese que algunos llaman "encuentro de dos mundos".
Se pueden abordar y recorrer sus cubiertas, y desafiar las empinadas y delgadas escaleras para escudriñar sus bodegas, ambientadas con elementos y sonidos. Por supuesto, también se entra a la reproducción del camarote de Colón. Es un emocionante viaje al pasado reencarnado para tocarlo y vivirlo. El pasado y el presente juntos en una experiencia fascinante. 


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